Arranca una nueva temporada futbolera estando prácticamente los equipos confeccionados con sus respectivos técnicos liderando los proyectos deportivos.
No es difícil encontrar casos de niños con tan solo 12 años que han pasado en su corta trayectoria deportiva por 4 o más club.
Tampoco es difícil encontrar a entrenadores con una cierta continuidad en clubes y que suelen cambiar de entidades deportivas con frecuencia.
Hay que buscar la categoría adecuada, el entrenador idóneo, compañeros de un nivel elevado y a la vez no resten minutaje, ser suplente es inadmisible, liderar clasificaciones es esencial, tener la oportunidad de ser seleccionado para las territoriales, estar en disposición de ser invitado por algunas de las mejores canteras del país. Realmente puede llegar a resultar bien fácil o convertirse en un imposible año tras año.
Todo va demasiado deprisa. Apareció en el deporte base, convertir a un niño en un deportista profesional ipso facto. Ganar se convirtió en prioritario, toda evaluación tiene como valor más relevante el resultado.
A la hora de determinar el lugar donde inscribir a un jugador no es importante la conciliación familiar, la cercanía de casa con la instalación de entrenamiento, menos importante el dar continuidad al proceso de enseñanza en un mismo contexto donde se comparta vestuario con los mismos compañeros y entrenadores.
El sentimiento de pertenencia es de otra época. Se prioriza lo individual y personal, el yo y luego el yo.
Competir o formar. Formar o competir. Eterno debate. Formar compitiendo y competir formando.
Se compite a través de una enseñanza adecuada, se forma y progresa estableciendo la competición como parte importante del proceso.
Si preguntas a un porcentaje alto de niños/as, qué quieren ser de mayores te responden que futbolistas. Pero no un futbolista cualquiera, sino aquel que sale en la tele, es millonario, tiene buen coche, parece guapo, la cartera llena de billetes y muuuuucho tiempo libre.
No hay ningún club en el fútbol base que garantice la formación de un jugador profesional, ni tampoco ningún entrenador “mago” capaz de hacer futbolistas profesionales. Pero si puede ocurrir todo lo contrario, clubes y entrenadores que mal entrenen y sean poco cuidadosos con los niños/as y en pocos años le abran las puertas al abandono de la actividad deportiva.
Hoy, el contexto donde entrenan y compiten los jugadores de corta edad anda un tanto revuelto. Donde la capacidad de decisión del niño se siente mermada por las continuas observaciones desde la grada e incluso propios banquillos. Niños teledirigidos donde el error se penaliza constantemente.
A veces, ganar en edades tempranas nos puede conducir a ser un adulto perdedor.
El método basado en la diversión y la participación activa del jugador como mejor entorno para la mejora de las habilidades deportivas y sociales, lugar adecuado para proporcionar niños capaces de tomar decisiones.
Ser jugador de fútbol profesional es casi imposible. Soñar con ello no se debe de limitar, pero sin incurrir en el error de poner toda la carne en el asador por dicho propósito.
Conciliar la vida familiar, mantener unos hábitos de estudio adecuados, dar la mayor relevancia a una educación integral, nos hará ganar los mejores partidos de la vida.
Elige donde quieres jugar, juega donde te dé la gana.
No es difícil encontrar casos de niños con tan solo 12 años que han pasado en su corta trayectoria deportiva por 4 o más club.
Tampoco es difícil encontrar a entrenadores con una cierta continuidad en clubes y que suelen cambiar de entidades deportivas con frecuencia.
Hay que buscar la categoría adecuada, el entrenador idóneo, compañeros de un nivel elevado y a la vez no resten minutaje, ser suplente es inadmisible, liderar clasificaciones es esencial, tener la oportunidad de ser seleccionado para las territoriales, estar en disposición de ser invitado por algunas de las mejores canteras del país. Realmente puede llegar a resultar bien fácil o convertirse en un imposible año tras año.
Todo va demasiado deprisa. Apareció en el deporte base, convertir a un niño en un deportista profesional ipso facto. Ganar se convirtió en prioritario, toda evaluación tiene como valor más relevante el resultado.
A la hora de determinar el lugar donde inscribir a un jugador no es importante la conciliación familiar, la cercanía de casa con la instalación de entrenamiento, menos importante el dar continuidad al proceso de enseñanza en un mismo contexto donde se comparta vestuario con los mismos compañeros y entrenadores.
El sentimiento de pertenencia es de otra época. Se prioriza lo individual y personal, el yo y luego el yo.
Competir o formar. Formar o competir. Eterno debate. Formar compitiendo y competir formando.
Se compite a través de una enseñanza adecuada, se forma y progresa estableciendo la competición como parte importante del proceso.
Si preguntas a un porcentaje alto de niños/as, qué quieren ser de mayores te responden que futbolistas. Pero no un futbolista cualquiera, sino aquel que sale en la tele, es millonario, tiene buen coche, parece guapo, la cartera llena de billetes y muuuuucho tiempo libre.
No hay ningún club en el fútbol base que garantice la formación de un jugador profesional, ni tampoco ningún entrenador “mago” capaz de hacer futbolistas profesionales. Pero si puede ocurrir todo lo contrario, clubes y entrenadores que mal entrenen y sean poco cuidadosos con los niños/as y en pocos años le abran las puertas al abandono de la actividad deportiva.
Hoy, el contexto donde entrenan y compiten los jugadores de corta edad anda un tanto revuelto. Donde la capacidad de decisión del niño se siente mermada por las continuas observaciones desde la grada e incluso propios banquillos. Niños teledirigidos donde el error se penaliza constantemente.
A veces, ganar en edades tempranas nos puede conducir a ser un adulto perdedor.
El método basado en la diversión y la participación activa del jugador como mejor entorno para la mejora de las habilidades deportivas y sociales, lugar adecuado para proporcionar niños capaces de tomar decisiones.
Ser jugador de fútbol profesional es casi imposible. Soñar con ello no se debe de limitar, pero sin incurrir en el error de poner toda la carne en el asador por dicho propósito.
Conciliar la vida familiar, mantener unos hábitos de estudio adecuados, dar la mayor relevancia a una educación integral, nos hará ganar los mejores partidos de la vida.
Elige donde quieres jugar, juega donde te dé la gana.